martes, 20 de marzo de 2007

Por Víctor Manuel Barceló R.
La visita final del periplo Bushiano por Latinoamérica, que se dio en la Península de Yucatán, muestra el saldo real para nuestros países, en especial para el nuestro: más de lo mismo y un imperio insistente en ungirnos legalmente a su yugo, mediante el ALCA. Reconozcamos: el gobierno mexicano hizo muecas de preocupación, tanto por el narcotráfico –en que pidió bajar demanda para que se reduzca la oferta de estupefacientes- como en el de migrantes –sin engolosinarse en amistades falsas ni sueños guajiros- no esperanzándose en planes, imposibles al finalizar un gobierno débil -como el de Bush- frente a un Congreso que prepara el relevo del “guerrero vencido” –por enésima vez- en batallas, invasoras de la integridad de pueblos con nobles y milenarias tradiciones. Así ocurrió en Corea, Vietnam y ahora Afganistán e Irak, con peligro de nueva intentona armada contra Irán.
El saldo es solo mediático. En la práctica no queda huella, salvo la que medios informativos quieran o les pidan como testimonio. Del otro lado, el repudio fue fenomenal. En todos los países visitados hubo manifestaciones, condenando que sus gobiernos aceptaran la presencia “cordial” de quienes juegan con el destino de los pueblos. Ni con Bush ni con Chávez, dijo el presidente mexicano. No se equivoca. Un pueblo soberano no se alía incondicionalmente con ninguna fuerza externa, por conveniente o consanguínea que sea. Pero ese no es el punto. Mucho camino hay andado en lo internacional –en buena parte por tarea de nuestra diplomacia del siglo XX- para la organización multilateral, cuyo fondo no cambia. Antes fueron: los “no alineados”, “los 77”, el grupo Sur –para diferenciarlo del Norte desarrollado y poderoso-. En esa etapa que va de mediados de los sesenta a mediados de los ochenta del siglo XX, muchas negociaciones realizó México, por la unidad de los países pobres, frente a las adversidades de la economía internacional.
Hoy son grupos sub regionales: dos en Asia; varios en África; el MERCOSUR ampliado en Latinoamérica. Sin olvidar los institucionalizados hace algún tiempo, en todo el ámbito planetario. Hay también combinaciones de grupos o países que buscan escapar de controles imperiales: Brasil-China-India-Argentina-Venezuela-Cuba-Bolivia-Uruguay y otros que se van adhiriendo. ¿Adonde quedamos nosotros?. ¿Cuál es el grupo que nos permitirá salvarnos del neoliberalismo, que nos convirtió en un país de servicios y está acabando con nuestros recursos naturales?. ¿De qué modo preservaremos nuestra riqueza subterránea, superficial y periférica del territorio nacional?. Eso es lo importante.
Allí nos encontramos con Latinoamérica. Sus pueblos y gobiernos están agrupándose para el bienestar de su gente. Respetemos -como lo indica nuestra tradición- las formas de cada gobierno, por espectaculares que parezcan. En esta lucha debemos estar juntos: los beligerantes, los deliberativos, los pasivos y México. Somos frontera cultural con el imperio. Hasta hace algunas décadas se nos veía con admiración: habíamos sabido “ponerle el cascabel al gato”. Gobiernos iban y venían, encontrando posturas dignas de México frente a los estadounidenses. El rescate de españoles de la dictadura franquista; el respeto a la autodeterminación en muchos lugares del mundo, aplicando la “Doctrina Estrada”; o la defensa jurídica y moral del derecho de Cuba a ser como quiso ser, nos dio un reconocimiento planetario.
Este se derrumba en los últimos años, con actitudes vergonzantes de entrega a determinaciones imperiales, dando la espalda a hermanos de lengua, sangre, tradiciones y luchas, por la preservación de nuestro territorio y la defensa de la soberanía, sobre lo que quedó, tras el embate imperial del siglo XIX. El lenguaje utilizado por la máxima autoridad gubernamental, en esta visita inútil, fue claro. Convirtámosle en realidad y formemos equipo con nuestros pares del Sur Continental y de otros continentes, si queremos ser congruentes. Salvémonos del cautiverio y la irresponsabilidad.
Es el único camino para salir del túnel sinfín de la pobreza, que corroe a más de la mitad de los mexicanos, muchos de ellos sirviendo -por necesidad- a los intereses y confort del imperio.
Correo electrónico: v_barcelo@hotmail.com